El sistema alimentario estadounidense debería proveer alimentos saludables producidos sosteniblemente para todos. Contrariamente, este sistema está dañando nuestra salud, nuestra tierra y agua, nuestras comunidades y hasta los mismos trabajadores de los sectores agrícolas y alimenticios. Podemos mejorarlo.
¿Que está en juego?
La comida forma parte fundamental del tejido de nuestras vidas cotidianas. Además de nutrir nuestros cuerpos, la comida une a nuestras comunidades y provee un buen sustento a los millones de personas quienes trabajan para producirla, distribuirla y venderla. Y hace todo esto mientras sustenta y regenera los recursos de los cuales depende.
Al menos, la comida debería hacer todo esto. Pero a menudo el sistema alimenticio estadounidense juega un papel diferente y destructivo.
En vez de mantenernos sanos, nos hace propensos a epidemias de diabetes y a enfermedades cardíacas. En vez de apoyar y fortalecer a las comunidades, explota a los trabajadores, empeora la desigualdad racial y económica y desvía dinero de economías locales. En lugar de trabajar con la naturaleza de una forma resiliente y sostenible, los métodos dominantes agrícolas actuales despojan al paisaje, contaminan el aire y el agua y aceleran el cambio climático.
Estos problemas no surgieron por casualidad, sino que son el resultado de las políticas dirigidas por intereses privados de pocos, en lugar del bien público.
Lo bueno es que sabemos cómo desarrollar un mejor sistema alimenticio, uno que provee comida sana producida de forma sostenible para todos, y que trata a todos en cada nivel del sistema de manera justa. Un movimiento creciente de campesinos, trabajadores, científicos, activistas comunitarios y consumidores de alimentos está trabajando para hacer que esta visión sea una realidad. UCS es parte de este movimiento, tu puedes ayudar.