Transporte sucio = aire sucio
Los coches, camiones y autobuses propulsados por combustibles fósiles son los principales responsables de la contaminación del aire.
De hecho, más de la mitad de los óxidos de nitrógeno en el aire que respiramos proviene del transporte y este es una de las principales fuentes de emisiones que contribuyen al cambio climático en Estados Unidos.
Existen estudios que han vinculado los contaminantes de los tubos de escape de los vehículos con efectos que perjudican casi todos los sistemas orgánicos del cuerpo humano.
Y lo que es peor, la exposición a la contaminación no ocurre de manera equitativa. Los daños recaen de forma desproporcionada sobre los latinos, los negros y los hogares con menos ingresos.
Aunque esta contaminación atmosférica conlleva riesgos significativos para la salud humana y el medio ambiente, se pueden reducir las emisiones de nuestros coches y camiones de forma significativa mediante tecnologías de vehículos y combustibles limpios y así ayudar a transformar el transporte.
Los ingredientes de la contaminación del aire
Los coches, camiones y autobuses producen contaminación atmosférica a lo largo de su ciclo de vida, incluida la emitida durante el funcionamiento del vehículo y la producción de combustible.
Otras emisiones están asociadas al refinado y distribución de combustibles y, en menor medida, a la fabricación y eliminación o reciclado del vehículo.
A continuación enumeramos los principales contaminantes de los vehículos de motor:
Los siguientes son los principales contaminantes del aire emitidos por carros, camiones y buses:
- Material Particulado (PM).
Un tipo de materia particulada es el hollín que se encuentra en los tubos de escape de los vehículos de motor. Las partículas finas que miden menos de una décima parte del diámetro de un cabello humano suponen una grave amenaza para la salud humana, ya que pueden penetrar de forma profunda en los pulmones.
Las PM pueden ser un contaminante primario o secundario de los hidrocarburos, los óxidos de nitrógeno y los dióxidos de azufre. Los gases de escape de los motores diésel (gasoil) contribuyen en gran medida a la contaminación por PM.
- Compuestos orgánicos volátiles (COV). Estos contaminantes reaccionan con los óxidos de nitrógeno en presencia de la luz solar para formar ozono a nivel del suelo, un ingrediente principal del smog. Aunque es beneficioso en la atmósfera superior, a nivel del suelo este gas irrita al sistema respiratorio, provocando tos, asfixia y reducción de la capacidad pulmonar.
Los COV emitidos por carros, camiones y autobuses—los cuales incluyen los contaminantes tóxicos del aire benceno, acetaldehído y 1,3 butadieno—están relacionados con distintos tipos de cáncer.
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Óxidos de nitrógeno (NOx). Estos contaminantes forman ozono a nivel del suelo y material particulado (secundario). Además son peligrosos como contaminantes primarios, ya que los NOx pueden causar irritación pulmonar y debilitar las defensas del cuerpo contra infecciones respiratorias como la pulmonía y la gripe.
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Monóxido de carbono (CO). Este gas sin olor ni color venenoso se forma por la quema de combustibles fósiles como la gasolina y es emitido principalmente por coches y camiones. Cuando se inhala, el CO bloquea el oxígeno del cerebro, el corazón y otros órganos vitales.
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Dióxido de azufre (SO2). Las centrales eléctricas y los vehículos de motor generan este contaminante al quemar combustibles que contienen azufre, especialmente el diésel (gasoil) y el carbón. El dióxido de azufre puede reaccionar en la atmósfera formando partículas finas y, como otros contaminantes del aire, representa el mayor riesgo para la salud de los niños pequeños y los asmáticos.
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Gases que atrapan el calor. Los vehículos de motor también emiten contaminantes, sobre todo dióxido de carbono, que contribuyen al cambio climático global. De hecho, las emisiones del tubo de escape de coches, camiones y autobuses representan más de una quinta parte de la contaminación total de EE UU que causa el cambio climático. Los transportes, que incluyen aviones, trenes y barcos, representan una quinta parte de la contaminación total de EE UU que causa el cambio climático. Los transportes, que incluyen aviones, trenes y barcos, representan alrededor del 30% de todas las emisiones de gases que atrapan el calor.
Los efectos de la contaminación del aire
Los contaminantes de los tubos de escape de los vehículos no sólo afectan a los pulmones. También plantean riesgos para la salud en todas las etapas de la vida, y pueden causar la muerte prematura.
Pero los efectos del cambio climático, impulsado por las emisiones de gases que atrapan el calor, también afectan a la salud de las personas y al bienestar de comunidades enteras. El cambio climático está provocando olas de calor más frecuentes e intensas—los cuales representan un peligro particular para niños y ancianos—y la subida del nivel del mar, sequías e incendios forestales que pueden devastar comunidades locales.
Los habitantes de comunidades de bajos ingresos y de color están desproporcionadamente expuestos a mayores niveles de contaminación del aire. Marginadas por la segregación urbana en las ciudades estadounidenses, estas comunidades suelen estar situadas cerca de centros de transporte de mercancías y carreteras muy transitadas, y pueden carecer de acceso a los recursos necesarios para adaptarse a la contaminación atmosférica y los daños relacionados con el clima, o para alejarse de ellos.
Los análisis de las emisiones de automóviles, todoterrenos, camiones y autobuses muestran que la exposición a la contaminación atmosférica por partículas nocivas no es equitativa:
Los estadounidenses de origen asiático están expuestos, de media, a concentraciones de PM2,5 un 34% más elevadas que la media de los estadounidenses, y las personas negras experimentan concentraciones un 24% superiores a la media.
Los latinos (definidos como aquellos que se identifican como hispanos o latinos) tienen una exposición un 23% superior a la del conjunto de la población estadounidense.
La exposición media de los blancos es un 14% inferior a la media nacional. Esto significa que, de media, los asiático-americanos y los negros están expuestos a una contaminación por PM2,5 un 56% y un 44% mayor, respectivamente, que los blancos.
Las emisiones de los vehículos pesados
Los camiones y autobuses desempeñan un papel fundamental en nuestras vidas, transportando mercancías desde las fábricas a las tiendas, recogiendo nuestra basura, entregando paquetes y transportando a miles de personas por las ciudades todos los días. Pero estos vehículos también afectan en gran medida a la salud pública y al cambio climático.
Los vehículos pesados representan sólo un 10% de todos los vehículos en circulación, pero generan más del 25% de las emisiones de gases que atrapan el calor, un 45% de las emisiones de NOx y casi un 60% de las emisiones directas de PM2,5 de los vehículos de carretera procedentes del sector del transporte, así como importantes cantidades de contaminación del aire.
Las comunidades adyacentes a los puertos y las carreteras interestatales—"comunidades adyacentes al transporte de mercancías"—son las más expuestas a esta peligrosa contaminación atmosférica. Como EE UU mueve cada año más mercancías, el reto de reducir las emisiones de este sector seguirá creciendo.
Abordar la contaminación que producen los vehículos pesados es fundamental para mejorar la calidad del aire y reducir las emisiones de gases que atrapan el calor en comunidades alrededor del país.
Actualmente existen vehículos pesados de emisiones cero para casi todas las aplicaciones y el mercado de estos camiones está empezando a acelerarse, pero ni mucho menos al ritmo necesario como para producir adecuadamente el acceso equitativo a un aire limpio.
Los camiones y autobuses eléctricos son buenos para un aire limpio
Al igual que los carros eléctricos están reduciendo la contaminación proveniente de vehículos de pasajeros, los camiones y autobuses eléctricos podrían eliminar por completo la contaminación del tubo de escape y aumentar el desarrollo de la electricidad limpia y renovable y del hidrógeno.
Además de no emitir gases contaminantes, los camiones y autobuses eléctricos emiten menos gases que atrapan el calor que los vehículos propulsados por combustibles fósiles. Un autobús eléctrico de batería que utiliza la red eléctrica actual es la opción con menos emisiones de carbono en cualquier parte del país.
Los camiones y autobuses eléctricos de batería y pila de combustible, especialmente los autobuses de transporte público, ya están funcionando en ciudades de todo EE UU, y estas flotas siguen ampliándose a medida que aparecen nuevos modelos. Un número cada vez mayor de ciudades se ha comprometido a que el 100% de sus flotas de autobuses públicos sean de emisiones cero, entre ellas Nueva York y Los Ángeles, que representan las dos mayores flotas de autobuses del país.
Un aire más limpio está cerca
Necesitamos políticas e inversiones adecuadas por parte de los gobiernos federales, estatales y municipales para acelerar la transición hacia un sistema de transporte de emisiones cero. Por ejemplo, se deberían establecer objetivos para la adopción de camiones y autobuses eléctricos, promulgar normas para que los fabricantes produzcan más vehículos de este tipo y desarrollar y financiar programas de incentivos para ayudar a las ciudades y empresas a alcanzar estos objetivos.
Estas políticas e inversiones también deben garantizar que los trabajadores de las comunidades marginadas tengan acceso a formación y oportunidades laborales, y que se dé prioridad al despliegue de vehículos eléctricos en las comunidades que respiran el aire más sucio.